martes, 12 de julio de 2016

JARABE DE MAIZ ALTO EN FRUCTOSA Y DAÑOS A LA SALUD.

                                                       Dr. Arcenio Estévez Medina.
Cuando las más grandes empresas utilizadoras de azúcar de caña –fabricantes de bebidas gaseosas o sodas como les llaman en Estados Unidos de Norteamérica- decidieron cambiar este edulcorante, por jarabe de maíz alto en fructosa, además de arruinar a la producción de azúcar en países pobres, aunque se pensó que era la mejor decisión para la salud de los consumidores de estas bebidas, nadie se imaginaba la gravedad de las consecuencias, que evaluadas en estos momentos por la comunidad científica, son desastrosas.  A partir de ese tiempo una larga lista de enfermedades crónicas no transmisibles han matado a millones de personas en el mundo y este cambio ha sido señalado como una razón significativa de un alto porcentaje de estos males.
¡Cuán difícil es entender que un producto extraído del maíz produzca estos efectos!  Lo cierto es que el maíz usado para la fabricación de la mayoría de “sodas” es producido con manipulación genética.  Lo mismo está pasando con un alto porcentaje de la soya utilizada también por estas empresas para evitar que los sabores de sus bebidas se dispersen, emulsionen bien y floten, a través de un producto llamado Aceite Vegetal Bromado (conocido como BVO por su sigla en inglés), registrado de manera inicial como un retardante de llamas en los Estados Unidos de Norteamérica.  Este producto causa pérdida de la memoria e hipotiroidismo porque compite con el yodo ocupando sus receptores.  Algunas empresas lo han eliminado de sus artículos, como por ejemplo, la Pepsicola que, según lo reportado, se lo retiró al gatorade en el año 2013.
La manipulación genética ha ido aumentando mucho en los últimos años en los Estados Unidos de Norteamérica.  En el 2007, por ejemplo, el 89% de la soya en ese país era transgénica.  De igual forma el 83 % del algodón y el 61% del maíz.  Para el año 2014 se determinó que el 90 % del maíz era producido de esta manera y el 95% de la soya.  
Se sabe que el jarabe de maíz alto en fructosa, proviene, la mayoría de las veces de semillas manipuladas a nivel genético y aumenta los factores de riesgo de las enfermedades cardíacas en 2 semanas de iniciado el consumo, incrementa los niveles de colesterol malo (LDL), triglicéridos y ácido úrico en apenas 14 días de consumo consecutivo (Journal of Clinical Nutrition, de marzo del 2015).
De acuerdo a un informe de la Reunión Anual celebrada en el año 2013 por la American Heart Associatión, el consumo de bebidas azucaradas fue el responsable de 183 mil muertes en el mundo.  El país donde más personas murieron por esta razón fue México.
Los alimentos dulces aumentan la presión arterial porque inhiben la producción de óxido nítrico (un potente vasodilatador natural) en los vasos (Time Magazine) y esto produce un aumento de la resistencia vascular periférica y sube los niveles tensionales.
Las calorías provenientes de la fructosa (esto es el jarabe de maíz alto en fructosa usado para endulzar por la industria) y éstas son promotoras importantes de prediabetes y diabetes, empeora los niveles de insulina y la tolerancia a la glucosa aumentando el riesgo de sufrir hipertensión arterial (Clínica Mayo).
Se recomienda consumir menos de 25 gramos al día de fructosa, esto es por debajo  de 100 calorías por día.
Cuando el azúcar añadido llega a representar el 18 por ciento de las calorías diarias aumenta al doble la posibilidad de sufrir de prediabetes y diabetes, de acuerdo a una investigación del Dr. James DiNicolantonio, publicado en marzo del 2015 por Mayo Clinic Proceedings.


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